Con la llegada del otoño los caminos van perdiendo ese singular colorido que nos ofrecen las flores que crecen en sus orillas, es lo habitual pues la vegetación se encuentra consumida y seca por el efusivo calor del verano y la escasez de lluvias. Por este motivo la olivarda es una de las plantas predilectas de muchos paseantes que disfrutan contemplando los espacios naturales de la Vega Baja del Segura.
Es una especie rústica que abunda en los bordes de caminos, cunetas y zonas baldías, con hojas lanceoladas abrazadas en su base al tallo y pegajosas, y….. durante el otoño llena de colorido los senderos con sus luminosas flores amarillas.
Aunque ha sido considerada una ´mala hierba` en algunos lugares, la olivarda no solo es una vistosa planta silvestre, sino que también se ha revelado como una especie de alto valor medioambiental. Entre otras cosas lucha contra la degradación de los suelos, al ser capaz de vivir en terrenos baldíos, pobres o pedregosos, y soportar altos niveles de sequía.
Esta planta mediterránea es muy conocida por los lugareños por lo que posee una amplia variedad de nombres vernáculos o populares. Además de olivarda se conoce como coniza macho, altabaca, pegamoscas, hierba mosquera, matapulgas, bufarrell, artadeña, …… y muchos otros.
Tienen un largo período de floración pues se inicia en julio-agosto y llega hasta el invierno. No resulta extraño verla adornando los bordes de algunos caminos durante el mes de diciembre. Está claro que su floración tardía es una buena estrategia por la mínima competencia, y colaborando, por otra parte, en la alimentación de los insectos polinizadores.
Esta prolongada floración se convierte más tarde en una enorme cantidad de semillas, que se forman bajo alados vilanos, los cuales ayudados por la acción del viento son capaces de ocupar lugares lejanos.
Está comprobado que es una planta que arde con facilidad y adaptada ante situaciones de fuego, pues sus semillas resisten las altas temperaturas y son capaces de conseguir nuevas plantas después de un incendio, por lo que se convierte en una especie pionera y colonizadora del nuevo medio ante la desaparición del resto de especies.
Desde hace mucho tiempo ha sido usada en la medicina tradicional, a través del cocimiento de sus hojas y la preparación de infusiones. Está comprobado su utilización contra el paludismo, enfermedades urinarias como cistitis, retención de líquidos, reumatismo, artritis, problemas de hígado…..Pero ante todo se aconseja emplearla externamente ya que existen riesgos evidentes de toxicidad.
Precisamente su toxicidad le permite ser usada para eliminar ciertos insectos y parásitos que pueden dañar los cultivos, sirviendo a la vez de huésped para otros insectos beneficiosos, realmente tiene un gran valor ecológico que en muchos casos se desconoce.
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