De todas las plantas introducidas con fines ornamentales una, inconfundible, que llama la atención de manera especial es la conocida pita o ágave procedente del centro y este de México y sur de Estados Unidos.
Plantada en parques y jardines y ampliamente naturalizada en lugares rocosos, zonas dunares, cunetas, matorrales, pinares, terrenos ruderales o alterados, …….. principalmente en lugares secos y soleados, y cerca de la costa.
Tiene un claro comportamiento invasor y puede llegar a colonizar diferentes espacios, llegando a desplazar a las especies autóctonas de dunas y arenales costeros. Además es muy resistente a la sequía y soporta temperaturas altas.
Sus hojas crecen formando una roseta basal rodeando al corto y consistente tallo. Son enormes, lanceoladas y carnosas con el margen espinoso pudiendo alcanzar los dos metros de longitud, terminadas en una espina negra y afilada. Poseen un color entre verde grisáceo y verde azulado.
Tienen una única floración muy peculiar cuando la planta llega a los 10-12 años, al final de su ciclo vegetativo. De la parte central de la roseta brota un llamativo e imponente ´escapo` o tallo florífero que se vuelve leñoso, pudiendo llegar a los ocho o diez metros de altura, con una amplia inflorescencia racimosa al final.
Las flores son tubulares y bisexuales de color amarillo verdoso. Florece entre mayo-junio hasta agosto-septiembre. El fruto es una cápsula alargada que contiene semillas negras y brillantes. Después de la floración la planta se deshace, se seca y muere.
.JPG)
El ágave puede reproducirse sexualmente a través de sus oscuras semillas pero habitualmente suele emplear el procedimiento asexual mediante sus estolones subterráneos de los que brotan numerosas nuevas rosetas, pudiendo abarcar amplios espacios distantes de la planta madre.
Existen muchas y diferentes variedades o subespecies de la ´agave americana`, quizás la más conocida y extendida en la Vega Baja del Segura sea la subsp marginata, muy vistosa, de color azul verdoso con márgenes laterales amarillos.
