Fue una sorpresa encontrar un amplio número de plantas con diminutos tomates expandidos entre los árboles de un extenso limonar, entre Rojales y Guardamar del Segura, en plena Vega Baja.
He leído que ´solanum pimpinellifolium` es el nombre científico del tomate silvestre, una especie originaria de Sudamérica y considerada como el antepasado silvestre de los tomates cultivados. Los frutos de esta especie son muy pequeños, generalmente rojos, y se utilizan en la investigación genética para mejorar los tomates cultivados.
Posiblemente no sean auténticos ´pimpinellifolium` y pertenezcan a una especie parecida y más actual, pues según se dice ´poco o nada queda de aquel fruto originario de las regiones andinas de América del Sur que se domesticó hace casi 10.000 años y que apenas llegaba a 1 cm de diámetro`.
Muy conocido es el tomate cherry, también conocido como tomate cereza, con frutos muy pequeños, normalmente entre 1 a 3 cm de diámetro, que crecen en racimos. Son tomates redondos y pueden encontrarse en diferentes colores, siendo el rojo el más común.
Acerca del tomate cherry, se cree que podría ser una mezcla genética entre el ‘solanum pimpinellifolium’ y otros tomates de jardín domesticados. Se puede añadir que es un alimento bajo en calorías, libre de grasa, muy bajo en sodio y una excelente fuente de vitamina C.
Otro aspecto que me llamó la atención sobre este amplio y sorprendente grupo de tomates, es que estaban asilvestrados, con matas separadas, expandidos, descuidados, creciendo a su manera y sin aparente intervención humana.
Estamos en la Vega Baja del río Segura y realmente resulta complicado localizar e identificar tomates que crecen con pautas naturales, campestres o salvajes, sin intervención humana. Además, existe un enorme parecido entre tomates silvestres y cultivados, las escasas diferencias residen en su estructura y crecimiento.
Los asilvestrados suelen poseer tallos más delgados y flexibles, a menudo con crecimiento rastrero o trepador. Hojas más pequeñas, a menudo con foliolos rizados.
Las pequeñas flores del ´tomatillo de campo` poseen un color amarillo brillante y con forma de estrella de cinco puntas, con cinco sépalos triangulares y puntiagudos, y cinco pétalos igualmente de forma triangular.
También disponen de cinco estambres con anteras amarillentas. Las flores forman inflorescencias o racimos cortos o alargados. Florecen desde mayo-junio hasta agosto-septiembre.
A lo largo del tiempo ha quedado comprobado y argumentado que los diminutos tomates silvestres tienen un mayor contenido de antioxidantes y compuestos fitoquímicos beneficiosos para la salud que los tomates cultivados. Además, suelen ser más resistentes a enfermedades y plagas debido a su especial adaptación natural.
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