Este vistoso cardo llama especialmente la atención por sus vistosas flores amarillas con nervios rojizos o purpúreos, y por ser una planta muy espinosa tanto en las hojas como en los capítulos florales.
También se distingue porque la parte superior de la planta está cubierta de pelos blancos y lanudos, parece enfundada por una inmensa tela de araña.
De distribución mediterránea, el cardo lanudo es una planta silvestre bastante numerosa en la Vega Baja del río Segura, donde suele desarrollarse sobre suelos secos, pedregosos o arenosos, especialmente en lugares alterados.
También se localiza en bordes de caminos o senderos y lindes de cultivos, en general podemos incluirla dentro de las plantas ruderales.
Tallos de color paja, erectos, simples, a veces sobrepasa 150 cm de altura, ramificados por arriba y con abundante pilosidad. Hojas duras y rígidas, ovaladas a lanceoladas y con lóbulos muy profundos, terminadas en espina. Las hojas basales se observan marchitas durante el período de floración.
Sus brillantes flores amarillas forman capítulos solitarios, que a veces se agrupan. Poseen nervios longitudinales. Florecen entre abril-mayo hasta agosto. Las semillas pueden durar inalteradas más de ocho años a la intemperie.
Son varias las especies del género Carthamus que están consideradas como cardos, algunas se cultivan para la producción de aceite vegetal de cártamo, curiosamente muy demandado, como es el caso del cártamo común – Carthamus tinctorius. Otras se encuentran asilvestradas como es el caso de este cardo lanudo.
Debido a su gran popularidad posee una amplia diversidad de nombres comunes, dependiendo de las zonas de ubicación, como alazor, azafrán silvestre, cardo cabrero, cardo chico, cardo santo, cártamo agreste, cártamo silvestre, espinas del señor, …….