La achicoria es una planta bien conocida por sus propiedades medicinales y usos alimenticios desde la antigüedad. En Europa ha sido utilizada como condimento o sucedáneo del café. Después de extraer la raíz de la tierra, hay que limpiarla a fondo, lavarla, cortarla en rodajas y secarla rápidamente a una temperatura máxima de 50ºC.
Moliéndola y tostándola cuando se va a consumir, se obtiene una bebida de suave sabor, excelentes propiedades medicinales y sin excitantes naturales. Muy popular en la gastronomía mediterránea.
Es abundante en la Vega Baja del río Segura y la podemos encontrar en bordes de caminos, descampados, terrenos alterados, márgenes de cultivos, campos perturbados, ……… tolera una amplia variedad de suelos y condiciones.
Se trata de una planta robusta, algo leñosa, con tallos verdes, erectos o en zig-zag y ramificada. Posee una sola raíz gruesa, robusta y pivotante. Forma una roseta de hojas basales con el margen dentado, comestibles cuando están tiernas. En las ramas posee hojas más pequeñas y enteras.
Las flores se reúnen en capítulos solitarios, terminales y axilares; son todas liguladas, es decir con los pétalos soldados en forma de lengüeta, normalmente de un llamativo color azul celeste, a veces rosas o blancas. Florece desde mayo-junio hasta septiembre-octubre.
En libros y antiguas escrituras se puede leer que ya en el antiguo Egipto se la conocía como importante planta medicinal. Médicos griegos la denominaban como “amiga del hígado”. Se toma en algunos casos de enfermedades hepáticas y para disolver los cálculos biliares o renales, también cuando se produce una inflamación en las vías urinarias.
Ciertamente, posee múltiples aplicaciones. Ejerce una acción positiva en el tratamiento de la diabetes. Cicatrizante, desintoxicante y diurética, para problemas digestivos y nerviosos. Las hojas, comidas crudas además de aperitivas actúan contra el ardor de estómago. La achicoria encaja perfectamente en nuestro modo de vida actual y es una estupenda alternativa al café.
