Muy próximos a la desembocadura del río Segura exploramos amplias zonas de dunas, a derecha e izquierda de esta parte final del río. Son lugares muy interesantes para el estudio de unas plantas que son capaces de habitar en un medio muy adverso para ellas.
La mayoría son plantas halófilas, un tipo de vegetación que crece de forma natural en terrenos difíciles por la elevada concentración de sal en el suelo. Curiosamente en medio de las dunas, algunas asomadas al mar, descubrimos a las llamativas ´azucenas de mar`.
Poseen un amplio, blanquecino y alargado bulbo enterrado que alcanza mucha profundidad y con varias capas, como las cebollas, por cierto muy tóxico. Sus hojas son todas basales, largas, acintadas, carnosas, verdes-grisáceas y con el extremo redondeado. Es una planta bastante dura que con frecuencia forma matas.
Las flores son grandes, de color blanco, especialmente vistosas y desprenden un aroma agradable. Posee seis tépalos lineal-lanceolados creando una especie de trompeta en forma de cono con doce dientes triangulares en el margen. Decimos ´tépalos` cuando no diferenciamos los pétalos de los sépalos.
También se aprecian con claridad los seis estambres blanquecinos con unas hermosas anteras de color amarillo. Florece desde junio-julio hasta septiembre-octubre. El fruto es una cápsula negra y esponjosa con numerosas semillas.
Es una Especie Protegida de ´interés especial`, amenazada por el uso y manipulación de las personas. La belleza de sus flores invita a ser arrancadas.
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