En numerosas ocasiones las plantas también sirven para recordarnos viejas y olvidadas costumbres, tradiciones y formas de proceder. La sosa o salado negro es un arbusto mediterráneo frecuente en lugares cercanos a la costa, bordes de caminos, campos abandonados o áridos, y también en suelos arenosos y salinos.
Todas las ´salsolas` son plantas barrilleras o halófitas y tienen la capacidad de crecer sobre suelos con abundante sal, utilizando diversas estrategias para sobrevivir. Hasta la segunda mitad del siglo XVIII tuvieron un especial interés económico por su alto contenido en sosa, utilizada para fabricar cristal de alta calidad y jabones.
El cultivo de las plantas barrilleras se extendió por todo el litoral levantino y parte de Andalucía. Durante el verano cuando estaban en plena floración las plantas eran recolectadas hasta la llegada del maestro barrillero, encargado de preparar el horno o el agujero en el suelo y controlar la lenta incineración de las plantas durante uno o dos días para conseguir la apreciada piedra de barrilla, muy rica en carbonato sódico.
Es un arbusto leñoso que llega hasta los 2 ó 3 metros de altura, derecho y con ramas opuestas. Las hojas son cilíndrico lineales opuestas y carnosas, frecuentemente agrupadas en pequeños manojos.
Sus flores son pequeñas y verdosas con cinco ´tépalos`, es decir el cáliz y la corola no están claramente diferenciados, también se aprecian cinco estambres. Florecen desde mayo hasta octubre, en ocasiones durante todo el año.
Después de la fecundación y aparición del fruto los tépalos desarrollan unas llamativas alas membranosas de color rojizo, rosado o amarillento, que suelen confundirse con flores, las cuales favorecen la propia dispersión del fruto a través del viento.
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